Jaén, una ciudad situada en el interior de Andalucía, España, es conocida por sus olivares, su impresionante catedral y su legado histórico.
Sin embargo, pocos saben que esta ciudad, que se encuentra a más de 120 kilómetros del mar, alguna vez fue considerada una zona marítima.
El origen de esta curiosa afirmación se remonta al siglo XVIII, cuando el rey Carlos III ordenó la construcción de un canal que uniría el Mediterráneo con el Atlántico.
El proyecto se llamó el Canal de Castilla y consistía en una serie de canales que atravesarían el centro de España y unirían los ríos Ebro, Duero y Tajo.
Aunque nunca se llegó a completar, la construcción del canal trajo consigo una gran cantidad de trabajadores y embarcaciones que transportaban materiales y suministros.
Esto convirtió a la ciudad en un importante puerto fluvial, conectando a Jaén con los puertos costeros de Andalucía.
A pesar de que el canal nunca se terminó, la ciudad de Jaén mantuvo su estatus como zona marítima durante varios años.
En 1799, el entonces rey de España, Carlos IV, otorgó a la ciudad el título de «Puerto de Mar», que se mantuvo hasta 1849, cuando se revocó por la falta de actividad portuaria.
A pesar de que Jaén fue una zona marítima durante un tiempo, aún existen muchos mitos y leyendas en torno a este hecho.
Una de las más populares es la que afirma que durante una inundación del río Guadalquivir, la ciudad de Jaén quedó completamente inundada y se convirtió en un puerto marítimo improvisado.
Sin embargo, esto es simplemente una leyenda urbana y no tiene base histórica.
A pesar de que Jaén ya no es una zona marítima, su legado como puerto fluvial se refleja en la arquitectura de la ciudad.
En el casco antiguo, se pueden encontrar numerosas casas señoriales y palacios que fueron construidos por los comerciantes ricos que vivían en la ciudad durante su época de puerto fluvial.
En conclusión, aunque parezca extraño, la ciudad de Jaén alguna vez fue considerada una zona marítima gracias al Canal de la Yedra.
Este proyecto nunca se completó, pero trajo consigo una gran cantidad de actividad portuaria a la ciudad, que se mantuvo durante varios años.
Aunque ya no es un puerto fluvial, el legado de Jaén como zona marítima se puede ver en la arquitectura de la ciudad y en su historia.
La película titulada «El río que nos lleva«, fue la versión cinematográfica, en la que se nos contaba la vida de los «gancheros«, encargados de bajar la madera por el río Tajo.