Hay cosas que, a estas alturas, no deberían pasar.
En pleno 2024, nos encontramos con situaciones que dejan a más de uno con la boca abierta, y no precisamente de admiración.
En el complejo deportivo de La Salobreja, una pareja homosexual ha denunciado que se les impidió la entrada al baño del recinto cuando el padre intentó acompañar a su hija pequeña.
Aparentemente, un empleado del complejo deportivo decidió que la niña y su padre no podían usar el baño juntos, creando una situación que no solo fue incómoda para la familia, sino completamente innecesaria y anacrónica.
A ver, ¿desde cuándo es un problema que un padre entre al baño con su hija para acompañarla?
¿Y en qué siglo estamos, donde todavía hay que lidiar con situaciones así?
Que un espacio público como el de La Salobreja no tenga claro que las familias necesitan apoyo y comprensión, no censuras y puertas cerradas, es un verdadero despropósito.
Estamos hablando de un complejo deportivo que debería ser un lugar de inclusión, donde todos –sin importar su género o situación familiar– se sientan bienvenidos y respetados.
La pareja afectada ha descrito la situación como «incómoda», y no es para menos.
A veces parece que ciertos comportamientos no evolucionan con los tiempos, y en un lugar que debería promover la convivencia y la igualdad, este tipo de acciones solo logran dividir y generar situaciones innecesarias.
Es hora de que este tipo de recintos empiecen a formar a su personal en algo tan básico como el respeto por las diferentes configuraciones familiares y el sentido común.
Puedes leer más sobre esta situación en el artículo completo aquí.