Jaén es un lugar lleno de misterios y leyendas, lo que para much@s ya es un hecho conocido
Pero uno de ellos es muy abrumador, sobre todo cuando se está acostumbrado a pasar por ese lugar.
Seguro que habéis pasado por la zona sur de Jaén, concretamente por la carretera «de Jabalcuz» a Los Villares, donde está la zona conocida como la Fuente de la Peña a menos de 500 metros de la última casa.
En este lugar se puede comprobar como el agua de manantial fluye en las rocas, un agua utilizado como lavandería pública en tiempos pasados, y han sobrevivido hasta el día de hoy.
La leyenda comienza así:
Una tarde, un pastor con una lechuga paseaba por el lavadero de Fuente de la Peña en dirección a Jaén.
Éste escuchó el llanto de un niño y el hombre pensó que podría ser el hijo de una lavandería perdida.
En la noche oscura, guiado por las lágrimas, se dirigió al lavadero y vió a un niño de unos tres años.
Lo puso en sus brazos y trató de calmarlo.
Una vez que el niño se calmó, lo sentó detrás de él y se dirigió a la capital.
Una vez que llegó al barrio Glorieta, notó que el animal caminaba cansado, como si los pasos parecen llevar una pesada carga.
En es momento, se dió la vuelta, y se sorprendió al ver unos ojos extraños.
Ya el niño no estába, en su lugar había un monstruo dónde antes había colocado al niño.
El monstruo tenía una cara enorme, con unos dientes terribles y grandes.
Entonces el monstruo saludó al conductor:
¿Tienes dientes como los míos?
El hombre asustado bajó de un salto, sin preocuparse de que los animales quedaran esparcidos por la calle, y volvieó corriendo a casa como el alma que es llevada por el diablo.
Y ahora … ¿te atreverás a pasar por allí de nuevo?