Hoy nos toca hablar de una de esas noticias que te hacen querer darte cabezazos contra la misma muralla de la que vamos a hablar.
Sí, me refiero a la Muralla Norte del Castillo de Santa Catalina, nuestro querido emblema en lo alto de Jaén que parece estar sufriendo un caso grave de:
Hace apenas unos meses, todos celebrábamos la restauración de esta joya histórica.
El Ayuntamiento sacó pecho, los políticos se hicieron sus fotos, y los jiennenses nos sentimos orgullosos de ver nuestro patrimonio reluciente.
Pero, ¡oh, sorpresa!, parece que la fiesta duró menos que un helado en agosto.
Según han informado varios medios locales, la Muralla Norte se encuentra en un estado lamentable, víctima del vandalismo y el abandono.
Y no, no estamos hablando de siglos de deterioro, sino de apenas unos meses desde su restauración.
Veamos qué dicen los titulares:
- Diario Jaén: «La Muralla Norte del Castillo de Santa Catalina, víctima del vandalismo»
- Ideal Jaén: «Deterioro acelerado en la recién restaurada Muralla Norte»
- Hora Jaén: «Indignación ciudadana ante el estado de la Muralla Norte»
Los hechos son claros: grafitis que manchan las piedras históricas, basura acumulada en los alrededores, y lo que es peor, signos de deterioro estructural que ponen en riesgo la integridad de la muralla.
El concejal de Cultura ha declarado que se están «tomando medidas urgentes» para atajar el problema.
Pero, queridos lectores, ¿no os suena esto a un déjà vu? ¿Cuántas veces hemos oído lo mismo?
Ahora, permitidme ponerme el sombrero de ciudadano cabreado:
¿En qué estamos fallando como sociedad? Gastamos dinero público en restaurar nuestro patrimonio, y en cuestión de meses lo dejamos hecho un desastre.
Y no, no vale echar toda la culpa a los vándalos. ¿Dónde está la vigilancia? ¿Dónde están las medidas de protección?
Me pregunto si no estaremos ante un caso de «pan para hoy, hambre para mañana».
Se hace una restauración rápida para salir en la foto, pero sin un plan a largo plazo para mantener y proteger lo restaurado.
Y vosotros, queridos jiennenses, ¿qué papel jugáis en todo esto? Sí, hablo de ti, que estás leyendo esto.
¿Cuándo fue la última vez que visitaste el Castillo? ¿Has visto a alguien haciendo pintadas y te has quedado callado?
La preservación de nuestro patrimonio es responsabilidad de todos.
Propongo un ejercicio: la próxima vez que subáis al Castillo, llevad una bolsa y recoged algo de basura.
Pequeños gestos que, multiplicados por miles de jiennenses, pueden marcar la diferencia.
Porque, amigos, si no cuidamos lo nuestro, ¿quién lo hará? No podemos esperar que los turistas valoren lo que nosotros mismos despreciamos.
Es hora de que nos plantemos y digamos: ¡Basta ya!
Exijamos un plan real de conservación, con vigilancia efectiva y programas de concienciación ciudadana. Y sobre todo, pongamos de nuestra parte.
Porque la Muralla Norte no es solo un montón de piedras viejas. Es nuestra historia, nuestro legado, y nuestro futuro turístico.
No permitamos que se convierta en un símbolo de nuestra desidia.
Hasta la próxima, jiennenses. Y recordad: el patrimonio se cuida todos los días, no solo cuando vienen las elecciones.