Obispos, nobles, plebeyos, médicos y hasta los nazis han buscado durante siglos la mesa del rey salomón, el rastro de un símbolo que guarda el poder de la creación al lado del nombre real de Dios.
Según diferentes fuentes escritas, como la tradición se cuenta que la afamada Mesa del Rey Salomón acabó su largo viaje por medio planeta en la provincia de Jaén.
Es ahí donde se le pierde el indicio tras pasar por Jerusalén, Roma, Carcassone o Toledo.
“Las fuentes apuntan a que cuando los musulmanes conquistan Toledo se hacen con la Mesa como botín y la trasladan a Jaén, al Palacio de los Reyes Moros”.
Esa es una de las hipótesis que se barajan de su traslado a la urbe andaluza.
Otra hipóteis habla que fueron los propios templarios, encargados de custodiar la mesa en la Cueva de Hércules en Toledo, los que cuando supieron que su orden había caído en desgracia tras la condena de Felipe IV de Francia, decidieron poner a salvo muchas de sus enigmáticas reliquias, entre las que se encontraba la Mesa del Rey Salomón, con una expedición que se dirigió al sur donde la historia legendaria dice que fueron asaltados por delincuentes cuando cruzaban Sierra Morena.
De hecho, se piensa que determinados personajes llegaron a poseer la mesa: “En mil novecientos sesenta y ocho, en los ficheros diocesanos de Jaén, se encontró entre los documentos sobre la Catedral una lista de nombres titulada ‘;los que procuraron la cava’ –la cueva–, entre los que figuran Alonso Suárez y Muñoz Garnica entre reyes y otros personajes”, explica Pablo.
Se postula la creencia en la existencia de una sociedad secreta que custodiaba este secreto, “los 12 apóstoles”, unos templarios encargados de guardar y proteger los secretos de Jerusalén.
La lápida de mármol, que hoy en día se encuentra en el Ayuntamiento de Arjona, se halló en una extraña cripta de estilo bizantino que se había hecho construir el barón de Velasco en la localidad jienense.
El barón de Velasco era miembro de la sociedad secreta de los ‘Doce Apóstoles‘, cuya existencia fue descubierta de forma casual por el joven funcionario Joaquín Morales en mil novecientos treinta y siete durante el inventario de los tesoros artísticos de la catedral de Jaén.
El objetivo de esta sociedad a la que habrían pertenecido destacadas personalidades de finales del siglo XIX y principios del XX habría sido la busca de la Mesa del Rey Salomón, que se creía oculta en Jaén.
“Los miembros de esta logia pseudo-masónica no la buscan por su valor material, sino más bien por ser un tesoro iniciático al tener el sello salomónico”, apunta Eslava Galán.
La cripta del barón de Velasco, añade, “fue construida para albergar una reproducción de la Mesa de Salomón“.
Para unos, la Mesa de Salomón fue desmontada por orden del califa en Damasco; Para otros, que acabó en Roma; otros, que fue despiezada y sus gemas adornan la Kabba de la Meca…
Como vemos ni sabemos como era la mesa ni si realmente los árabes la capturaron en la conquista de Toledo, por el hecho de que muchos historiadores opinan que los conquistadores tardaron lo suficiente en su avance para no poder impedir que los grandes tesoros de Toledo no se ocultaran al conquistador.
Hay quien sostienen, que no llegó a salir de España y todavía lo sitúan en Toledo y en Jaén.
La Historia legendaria continúa…