El Reino de Jaén era una provincia de la Corona de Castilla.
El «Reino Sagrado», como se le llamaba, tenía una extensión aproximadamente equivalente a la actual provincia de Jaén y era uno de los cuatro reinos de Andalucía.
Tras la Revolución, la monarquía castellana quiso establecer un reino y la elección recayó en Jaén, que anteriormente había sido la capital de la Taifa de Jaén.
El 10 de octubre de 1444, el futuro Enrique IV de Castilla, entonces Príncipe de Asturias, se convirtió en el primer y único Príncipe de Jaén.
Castilla estaba entonces bajo el control de Álvaro de Luna, que pretendía controlar los asuntos y la educación de Enrique.
Entre sus compañeros de juventud estaba Juan Pacheco, que se convertiría en su mano derecha.
El escudo del Reino de Jaén se utilizó desde 1466 con la corona real abierta hasta 1700.
La concesión original de este escudo se remonta a la conquista de Jaén en 1246 por Fernando III, y el escudo original sería de oro y plata.
Con el tiempo, este escudo pudo ser completado por Enrique II con un marco de catorce piezas con castillos de oro sobre fondo de oro y leones de oro sobre fondo de plata, simbolizando el armamento completo de los reinos de Castilla y León […].
Más tarde, el 9 de junio de 1466, Enrique IV, con un privilegio en Segovia, no sólo confirmó las concesiones hechas por sus predecesores, sino que otorgó la corona real como sello del escudo.
En abril de 1425, tres meses después de su nacimiento, Enrique juró como Príncipe de Asturias.
Asimismo, el 10 de octubre de 1444, se convirtió en el primer y único Príncipe de Jaén. Enrique IV, el único príncipe de Asturias que ostentó el título de Príncipe de Jaén, fue un personaje bastante peculiar en la historia de España, Enrique IV el Ineficaz.
Aunque hace tiempo que no se utiliza, el título de Príncipe de Jaén sigue asociado al Principado de Asturias y su actual titular, Felipe de Borbón, podría utilizarlo si quisiera.
El principado pasó a su hijo heredero Enrique, que se convirtió en Príncipe de Asturias y de Haen en 1444.
En 1833, tras 587 años de existencia, el Real Decreto de 30 de noviembre disolvió el Reino de Jaén y creó la actual provincia de Jaén, formada por las ciudades del Reino de Jaén, algunas ciudades del Reino de Murcia y dos ciudades que hasta entonces pertenecían a La Mancha: Beas de Segura y Chiclana de Segura.
Las poblaciones del Reino de Murcia que se han incorporado a Jaén son Benatae, Genave, Orcera, Santiago de la Espada, Segura de la Sierra (con las incorporaciones de La Puerta y Bujaraiza), Siles, Torres y Villarrodrigo.
Además, se incorporaron a la nueva provincia los dos enclaves del Reino de Granada que existían en el Reino de Jaén: Bélmez de la Moraleda y Solera, que era un municipio independiente (hoy parte del municipio de Huelma).